¿Argentina se cansó de "vivir sabroso"?
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¿Argentina se cansó de «vivir sabroso»?

Con la devaluación de su moneda, el alza de precios en la canasta familiar, la caída en la producción, los argentinos ven como alternativa otros países.

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Foto: Cortesía

Argentina experimenta nuevamente un agravamiento de la crisis sin fin a la que la ha conducido el populismo estatista de los últimos 80 años.

Quizás lo llamativo de este nuevo episodio es que el mismo ha sido provocado por la renuncia del ministro de Economía, presionado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien se ha dedicado en los últimos meses a desestabilizar su propio Gobierno, pues no perdona que el presidente Alberto Fernández, designado candidato por ella, haya pretendido ejercer la Presidencia tomando decisiones por su cuenta.

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Es difícil entender el caso de una nación que constituye el único ejemplo de un país que llegó a ser del primer mundo e involucionó hacia el tercer mundo, en términos de desarrollo, a pesar de contar con una de las poblaciones mejor educadas del continente americano, una geografía extensa con tierras riquísimas que la convirtieron en uno de los productores de alimentos más grandes a escala global, y una extensa costa marítima que le permite acceder fácilmente a los principales mercados mundiales.

Producción:

En condiciones normales (su producción) debiera ser una gran fortaleza para la economía de una nación y lo es, aunque políticas económicas equivocadas la han venido asfixiando mediante el control de precios, la imposición de cupos a la exportación y la retención de una parte considerable de los ingresos de los productores mediante el establecimiento de sobretasas impositivas con la cuales se financia el gasto público.

Este tipo de medidas han provocado una caída en la producción, tanto que un sector emblemático como la exportación de carne, reconocido en el mundo por su calidad, se ha visto superado en volúmenes por un país mucho más pequeño como es Uruguay.

En otro espacio, el esfuerzo permanente para importar energía se convierte en una sangría de divisas permanente, a pesar de las inmensas reservas de hidrocarburos con las que cuenta la nación argentina.

Estas dificultades económicas provocan un estado de general de desánimo, tanto que los jóvenes están emigrando en masa y sus principales empresarios también se van a radicar a otros países, principalmente Uruguay.

Paradójicamente, el país sudamericano que construyó su desarrollo atrayendo a millones de europeos que buscaban superar el hambre y la pobreza causados por las guerras, hoy se vuelve en una fuente de emigración.

Tomado de: Opinión

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