Miércoles, 9 de octubre de 2024
El bogotano Óscar Jaimes fue una de las sensaciones en la Media Maratón con la que Villavicencio celebró su 184 aniversario. Jaimes se presentó a la carrera muy elegante, como diría el cuento de Rafael Pombo “muy tieso y muy majo”; con corbata naranja y sombrero de ala corta, llegó a la línea de partida, dejando sorprendidos a los corredores que llevaban pantaloneta, zapatillas y ropa adecuada para la carrera.

En saco y corbata, un bogotano corrió la Media Maratón de Villavicencio

La temperatura no ayudaba, pero mientras algunos se retiraban por cansancio y calor, él seguía promediando la prueba con una amplia sonrisa.


El bogotano Óscar Jaimes fue una de las sensaciones en la Media Maratón con la que Villavicencio celebró su 184 aniversario. Jaimes se presentó a la carrera muy elegante, como diría el cuento de Rafael Pombo “muy tieso y muy majo”; con corbata naranja y sombrero de ala corta, llegó a la línea de partida, dejando sorprendidos a los corredores que llevaban pantaloneta, zapatillas y ropa adecuada para la carrera.

Todos empezaron a preguntarse de qué se trataba, si era una campaña publicitaria o de expectativa, o era alguien que pretendía hacerse visible, pero que seguramente no aguantaría 2 kilómetros de los 10 que tenía que correr. Óscar tomó la partida, pasó el tapete del chip, donde se inicia la toma de tiempos oficiales, y emprendió la carrera con mucha seriedad.

La temperatura no ayudaba, pero mientras algunos se retiraban como consecuencia del cansancio y el calor, Jaimes seguía su competencia y con una sonrisa de lado a lado promediaba la prueba.

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Finalmente, cuando habían arribado más de 1.000 competidores, Óscar llegó a la meta con su indeleble sonrisa y cumpliendo los 10K con los que se había comprometido.

Preguntado sobre la razón por la que corría con sombrero, saco y corbata, él respondió: “Hay que decirle a la gente que no importa el peso que llevemos de alegrías y tristezas, no importa la cruz que tengamos que cargar, tenemos que seguir adelante y lo que quiero demostrar es que cualquiera puede correr, no importa los pesos que tenga, ni la ropa que lleve, es simplemente querer hacerlo”.

Con esa reflexión se retiró y a la distancia les dijo “adiós” a los demás participantes, como un personaje extraño, pero con mucha razón: en la vida hay que correr o caminar con los pesos y la ropa que se tenga.