Lunes, 28 de abril de 2025

La supuesta «censura» del presidente Gustavo Petro: Un espejismo de victimización

  • Fernando Betancourt D.
  • Publicado en Abr 12, 2025
  • Opinión
El presidente Petro denuncia "censura" ante la decisión del Consejo de Estado de no transmitir consejo de ministros en canales privados. Se argumenta que esta retórica polariza y erosiona la credibilidad, y se le insta a enfocarse en gobernar en lugar de victimizarse.


El presidente Gustavo Petro ha vuelto a encender la polémica, esta vez con acusaciones de «censura» dirigidas al Consejo de Estado tras su decisión de negar la transmisión obligatoria de los consejos de ministros en canales privados. Un clamor que, lejos de reflejar una realidad opresiva, parece más bien un intento de victimización política.

La decisión del Consejo de Estado, fundamentada en la necesidad de preservar la confidencialidad de ciertos debates y la autonomía de los medios, no constituye un acto de censura. Es, en esencia, un recordatorio de los límites del poder presidencial y la importancia de respetar las instituciones democráticas. La insistencia del presidente en equiparar esta decisión con una restricción a la libertad de expresión resulta, cuanto menos, desproporcionada.

¿Dónde reside la censura cuando el gobierno dispone de múltiples plataformas para comunicar sus decisiones? ¿Acaso las alocuciones presidenciales, las ruedas de prensa y los canales oficiales no son suficientes para informar a la ciudadanía? La realidad es que la administración Petro goza de una amplia capacidad para difundir su mensaje en canales oficiales, y la negativa a forzar a los medios privados a transmitir contenido gubernamental no altera esa realidad.

La retórica de la «censura» se convierte, entonces, en una herramienta política, un recurso para movilizar a sus bases y desviar la atención de otros asuntos. Al presentarse como víctima de una supuesta conspiración mediática, el presidente busca consolidar su narrativa de oposición a las «élites» y fortalecer su imagen de defensor del pueblo, cuando la realidad es otra. Expectativa vs realidad.

Sin embargo, esta estrategia resulta contraproducente. La constante victimización erosiona la credibilidad del gobierno y alimenta la polarización política. En lugar de construir puentes y buscar consensos, el presidente opta por el enfrentamiento y la confrontación, socavando la confianza en las instituciones democráticas.

Es hora de que el presidente Petro abandone la retórica de la «censura» y se concentre en hacer algo verdaderamente por el país. La democracia colombiana no necesita mártires, sino líderes capaces de dialogar, negociar y construir un futuro para todos. La verdadera censura reside en la incapacidad de escuchar y respetar las opiniones divergentes, no en la negativa a imponer un discurso único.