
José Manuel Sandoval, el ‘Manguito 2.0’ del Meta
-
- Publicado en Jun 11, 2025
- Opinión
En la política del Meta, hay personajes que han hecho de la incoherencia una estrategia de supervivencia. Uno de ellos ha logrado, sin ruborizarse, saltar de la derecha tradicional a los rincones más progresistas del espectro político, como si se tratara de un simple cambio de camiseta.
El exdiputado José Manuel Sandoval ha construido su carrera con base en las conveniencias y no en las convicciones. Hoy, pese a los rechazos que acumula en todos los sectores, intenta reposicionarse como candidato a la Cámara de Representantes.
La supuesta «censura» del presidente Gustavo Petro: Un espejismo de victimización
Desde la Asamblea del Meta fue un defensor incansable del gobierno de Marcela Amaya y un alfil en la campaña del exgobernador Juan Guillermo Zuluaga. También estuvo detrás del ascenso al Senado de Jonathan Tamayo, ‘Manguito’, quien llegó al Congreso por una lista de izquierda solo para convertirse en un ferviente vocero del uribismo. Ese tipo de contradicciones no incomodan a Sandoval, más bien parecen ser su zona de confort.
La Procuraduría lo suspendió e inhabilitó por nueve meses debido a irregularidades en la aprobación del proyecto que reformaba la planta de personal y el ajuste salarial a funcionarios del Concejo Municipal en 2013, período en el que se desempeñaba como concejal de Villavicencio y Juan Guillermo Zuluaga era alcalde de la misma ciudad.
El intento más reciente por camuflarse en las filas de la izquierda fue cuando estuvo como contratista en la Agencia Nacional de Tierras, la misma que dirige Felipe Harman. Estuvo en varios municipios entregando azadones en actos simbólicos con la ANT. Desde allí, buscó una oportunidad para mantenerse vigente, a pesar de los múltiples sectores que le han cerrado la puerta. Hoy ya no hace parte de esa entidad, pues está concentrado en su nueva aspiración.

Sindicatos y colectivos sociales lo han echado de varias manifestaciones, acusándolo de ser un politiquero sin causa ni proyecto. Lo conocen bien y no lo quieren cerca. Incluso fue expulsado del partido ASI, que alguna vez le sirvió de plataforma, por “trasgredir la ley, los estatutos y/o el código disciplinario” de esa organización. En sí, su expediente no es el de un líder con trayectoria limpia, sino el de un operador político que ha sabido moverse entre las grietas del sistema.
Hoy, mientras escampa bajo el paraguas de un gobierno alternativo, Sandoval planea su llegada al Congreso. Pero su nombre no está respaldado por la confianza. En la derecha lo consideran traidor. En la izquierda, un oportunista. Y en el centro, apenas una anécdota.
El apodo de ‘Manguito 2.0’ no es gratuito. El exsenador se hizo elegir por la «Lista de la decencia» pero terminó desmarcándose de Bolivar y su ideología para terminar siendo un fiel escudero del Gobierno de Iván Duque, en otras plabras, hizo del oportunismo una estrategia y del cargo público una necesidad. Pero en política, los malabaristas sin red terminan cayendo. Y cada vez más voces esperan que, esta vez, su caída sea definitiva.