Los daños ocasionados por constructoras se suman a la alta turbiedad del agua, generada por la lluvia intensa.
Pese a que el tiempo no favorece, la EAAV hace todo lo técnicamente posible para mantener el suministro.
Lo que convierte al afluente en una alternativa interesante es que sería mínimo el impacto a las comunidades aguas abajo.
Si se cumple la promesa del alcalde Wilmar Barbosa, habrían sido 10 los meses en que la ciudad permaneció bajo un estricto racionamiento.
En febrero concluirían los trabajos en seis de los siete frente que ha dispuesto la EAAV.