Finca El Chontaduro: experiencia de cambio de mentalidad coquera a sitio de reflexión eco y agro turística
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Finca El Chontaduro: experiencia de cambio de mentalidad coquera a sitio de reflexión eco y agro turística

Este es el recuento de una innovadora estrategia de pedagogía para romper el sistema del narcotráfico.

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ViveElMeta.com

Por: Óscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

Luego de una caminata de tres horas que en grupo nos llevó a conocer las milenarias pictografías de Cerro Azul en San José del Guaviare, el guía Jairo Bueno nos dirigió a la finca El Chontaduro en donde estaba previsto nos darían el almuerzo.

Sus dueños Edilson con Yolima estaban prestos a atendernos con sabroso menú tradicional. Cayó bien luego de tan exigente recorrido cubierto primero en ascenso y después en descenso.

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La finca es un paraje eco turístico en donde algunos animales silvestres han llegado a formar parte de esta familia, es un hogar de paso. En tiempo de lluvias tradición de allí es que cada visitante debe plantar un árbol nativo incluidos frutales, con el objetivo de reforestar los terrenos en donde hasta hace tres años hubo siembras de coca.

Entre las atracciones fuera de lo común que tiene la finca El Chontaduro, está la charla que con propiedad Edilson brinda a sus visitantes sobre las ilícitas prácticas que hacía antes de encontrarse con el Turismo tras los acuerdos de Paz.

Dentro del mismo rancho que por años le sirvió de laboratorio coquero y que fue desmantelado y quemado por las autoridades anti narcóticos, ahora su dueño cuenta el paso a paso del proceso que cotidianamente realizaba.

En pequeños frascos tiene muestras de los diferentes precursores químicos utilizados para el procesamiento de la cocaína, entre otros: permanganato de potasio, cemento de marca antioqueña por su buena calidad, gasolina, ácido sulfúrico, amoniaco y soda cáustica. Cerca de este salón de clases tiene un jardín con variedades de la planta de coca.

Dijo Edilson que la comercialización primero la hicieron con enviados de los carteles y luego con guerrilleros Farc, también que por errores en la manipulación de los ácidos hubo muchos lesionados. Así mismo que el sub producto de  la coca fue moneda local para el trueque de víveres y otros productos.

Acomodados en troncos que hacen las veces de sillas en este interactivo museo, los visitantes atentos al anfitrión le escuchan sus vivencias y conclusiones de no volver a la economía del narcotráfico. También le preguntan y surgen colectivas reflexiones. Al final lo aplauden por su cambio de pensamiento y por el particular método pedagógico que aplica.

Tanto los baquianos de la ruta a los sitios del arte rupestre como Edilson con sinceridad cuentan que formaron parte del ilegal sistema cocalero, pero que el renglón turístico en su territorio de la espectacular serranía La Lindosa es la mejor alternativa de subsistencia que ahora tienen.

Acerca del Programa nacional de sustitución de cultivos de usos Ilícitos –PNIS- contemplado en el acuerdo de Paz, conceptúan que hasta el momento es “mitad verdad y mitad mentira”. Se les nota poca credibilidad.

En este ejercicio de Turismo Comunitario veredal se percibe que lo hacen con mucho convencimiento y responsabilidad socio ecológica, mediante articulación con las empresas que desde la ciudad de San José del Guaviare ofertan los atractivos naturales y culturales de su territorio.

La no común experiencia de la finca El Chontaduro propiedad de la familia Pinto Barbosa, dista unos 45 kilómetros de la capital del departamento de Guaviare, ya ha sido destacada en medios masivos de comunicación nacional.

Desde todo punto de vista esta es una innovadora estrategia de pedagogía para romper el sistema del narcotráfico, surgida luego de la firma de la Paz y desde el mismo territorio que por años fue escenario de tan prohibida práctica y con fuerte presencia fariana.

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