Algunas raíces del Joropo se prolongan a tierras españolas y árabes
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Algunas raíces del Joropo se prolongan a tierras españolas y árabes

A propósito del internacional litigio por el Joropo, el romancero sefardí ha estado presente en cantos del llano colombiano

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Foto. @ViveElMeta

En los años ochenta en casa de Jairo Ruiz Ch. escuché una canción incluida en un disco de larga duración que un primo suyo le remitió desde israel. Esa canción interpretada en lengua un poco entendible iniciaba con copla parecida a la siguiente:

A la una yo nací
A las dos me engrandecí
A las tres tuvi amanti
A las cuatro me casí
Alma vida y corazón
Alma, vida y corazón

Entonces el anfitrión investigador me contó que el canto era en idioma sefardí, conocido también como judeoespañol. Por tal motivo recordé al elocuente abogado Pedro Nel Jiménez O. en una charla que dictó en la villavicense Casa de la Cultura. Esa noche contó la historia de la invasión de los moros a España y del aporte árabe a la lengua española con algo más de cuatro mil palabras.

Se dice que durante ocho siglos ocurrió la ocupación y que terminó al tiempo que Cristóbal Colón emprendía viaje hacia el que luego denominaron Nuevo Mundo, es decir han pasado 528 años.

Lea también: ¡El Joropo es de allá y de aquí, pero también es de aquí y de allá!

Mi búsqueda informativa hace poco me permitió encontrar en la web la versión de “A la una yo nací” interpretada por varios artistas bajo el título Romanzas y Cantigas Sefardíes, versos iniciales son:

A la una yo nací
a las dos me engrandecí
a las tres tenía amante
a las cuatro me casí.
Me casí con un amor…

Pero tiempo antes de escuchar la canción sefardí en casa de Jairo Ruiz, ya El Cholo Valderrama había impuesto su Quitarresuellos No 2 que inicia así:

Y un domingo nací yo
y un lunes me bautizaron,
el martes supe de amores
el miércoles me casaron
el jueves dormí con ella,
el viernes le di unos palos
el sábado se murió
y el domingo la enterramos.

Siguiendo con los hallazgos del centenario canto judeoespañol digo que letra parecida encontré en el libro Corridos y Coplas Llanos Orientales de Colombia, autoría del sacerdote Ricardo Sabio y también en la novela La vorágine en la que el escritor José Eustasio Rivera de la siguiente forma la recogió:

“Canto llorado genial del Pipa, a los compases de las maracas….:

El domingo la vi en misa,
El lunes la enamoré,
El martes ya le propuse,
El miércoles me casé,
El jueves me dejó solo,
El viernes la suspiré;
El sábado el desengaño….
Y el domingo a buscar otra
Porque solo no me amaño”

El referido canto del romancero sefardí en territorios casanareños puede tener su origen en refundidos tiempos de la Colonia, cuando la lengua castellana y algunos folclores hispanos fueron introducidos por los misioneros católicos.

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Con base en lo anterior reitero que el Joropo es de allá y de aquí, pero también es de aquí y de allá. Sin embargo, algunas de sus raíces pasan el océano Atlántico hasta España y de allí cruzan el Mediterráneo hasta llegar a territorios árabes.

Que el internacional litigio por el Joropo -surgido en el año de la pandemia- sirva para que aparezcan convocatorias para proyectos de investigación social con rigurosidad académica, auspiciados por los entes gubernamentales.

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