La desmemoriada Memoria Histórica de los villavicenses, preocupante patología colectiva
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La desmemoriada Memoria Histórica de los villavicenses, preocupante patología colectiva

Con el decreto municipal #119 de 2002, todos los 21 de octubre fueron acogidos como fecha para celebrar el Día de la Villavicensidad con izada de la bandera del municipio y eventos académicos en los colegios. ¿Quedó en decreto este día?

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Placa muro exterior de la Catedral, año del incendio / Foto: Oscar Alfonso Pabón M.

Mi compromisos de afecto y querencia -quizá muy intenso soy- por mi Patria Chica me lleva cada año a recordar una fecha. Cómplice de ello es la memoria de mi cuenta del Facebook, que de forma programada no deja olvidar la primera vez que en mi muro lo publiqué, ocurrió en el año 2016.

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Mientras mi retentiva me lo permita, repetiré que el 21 de octubre de 1850 la Cámara Provincial de Bogotá mediante Ordenanza #106 le cambió el primigenio nombre al poblado Gramalote, por el de Villavicencio. Así, en 2018 cae en domingo la fecha en la cual se cumplen 168 años del rebautizo de mi pueblo/ciudad, igual de haber abandonado sus hijos natales y adoptivos el gentilicio: gramaloteño –digo yo- y de comenzar a llevar el de villavicense.

Otra vez repito, que el 3 de octubre de 2002 con decreto municipal # 119 el 21 de octubre fue acogida como fecha para celebrar el Día de la Villavicensidad con izada de la bandera del municipio y eventos académicos en los colegios. Como novedad en este nuevo aniversario, quiero recuperar el libro Historia de Historiadores autoría de Otto Gerardo Salazar y publicado en abril de 2002 por la Corporación Cultural Municipal de Villavicencio –Corcumvi- entonces dirigida por el Maestro Fernando Lizarazo G.

En esta obra fueron distinguidos algunos historiadores con trabajos sobre la capital del Meta, entre los cuales yo clasifiqué. Los otros son: Mauricio Diéres Monplaisir, Carlos Burgos M., Nancy Espinel R., Juan B. Caballero M, Alberto Baquero N., Miguel García B., Omar Baquero R. y Enrique Ortega R.

Para evitar suspicacias, aclaro que el orden de estos nombres de personajes para nada es cronológico.

Antes de seguir, dejo la pregunta si 16 años después de este libro además de la norteamericana profesora Jane Raush han surgido más historiadores con sus narrativas escritas y publicadas sobre hechos villavicenses. Me asalta la duda si para esa época, el profesor del INEM Tomás Ojeda, había publicado su obra histórica sobre la capital metense. Él ya falleció.

Para la Corcumvi que por estos días estrena director y claro que para el señor alcalde, será un oportuno proyecto de memoria local hacer y publicar la parte 2 de Historia de Historiadores. Del libro en referencia, páginas 88, 89 y 90, extraigo las siguientes partes que encajan perfectamente en la perdida fecha y extraviada celebración villavicense en este año del 21 de octubre. Otto Gerardo me preguntó y así le respondí hace 16 años:

1- ¿Cómo define la historia?
Como un conjunto de hechos cotidianos del hombre, los cuales han sido claves dentro de sus comunidades.

2- Importancia de esta disciplina humanista.
Ser referente obligado para estudiosos de cualquier disciplina

3- ¿Qué obras conoce de otros historiadores de Villavicencio?
En su gran mayoría las publicadas.

4- ¿Cuál ha sido el impacto del trabajo de los historiadores locales sobre la comunidad villavicense?
Han alcanzado en tiempos recientes, a sensibilizar y crear querencia por la ciudad.

5- ¿Qué acciones podrían promover las autoridades y la academia para modificar estas condiciones?
Enfatizar más apoyo hacia trabajos de investigación y divulgación de nuestro pasado.

6- ¿Cuál sería el beneficio para la ciudad?
Cambio de mentalidad en lo relacionado con sentir la ciudad con el corazón, es decir: sentido de pertenencia.

7- ¿Cómo se inserta nuestra historia local y regional dentro de la corriente de la historia nacional?
Las dos son componentes de ese gran rompecabezas histórico nacional.

8- ¿Cuál ha sido su aporte a la historiografía de la ciudad?
Quizá el rescate de pequeñas historias solo contenidas en la memoria de actores o espectadores de las mismas.

9- ¿Cómo recuerda al Villavicencio de su niñez?
Recuerdo un pueblo relativamente pequeño y tranquilo, en el que por lo general sus habitantes se conocían entre sí.

10- Su primer contacto con la ciudad.
Siempre lo tuve, pues soy villavicense. Quizá los lugares con los que más tuve contacto en la niñez fueron: el parque principal, la iglesia Catedral, la plaza de mercado Villa Julia, el caño Parrado, el río Guatiquía y la escuela Marco Fidel Suárez.

11- ¿Cuál es la idea de ciudad que funda su trabajo?
Mi interés es rescatar y divulgar pasajes de mi patria chica, con el fin de propiciar cariño hacia la misma.

12- ¿Cuál ha sido el papel de su familia en su trabajo histórico?
Ha sido muy importante ya que muchos testimonios los he recogido de ellos por tradición oral; además me respaldan en mis proyectos.

13- ¿Qué relación establecieron sus padres con la ciudad?
Una relación normal de habitantes de un lugar en donde la vida les permitió disfrutar, no obstante las dificultades económicas.

14- En especial ¿que sitios de Villavicencio aprecia más por su tradición, arquitectura, ect.?
Quizá el lugar que más aprecio es Cristo Rey, porque desde allí puedo disdrutar a mi pueblo chico que ahora es grande.

15- ¿Qué visión tiene de nuestra ciudad en un futuro, en unos 100 años, o más?
Presiento que será una ciudad desbordada y carente de memoria material en lo que tiene que ver con la arquitectura de su zona histórica central.

16- ¿Qué le gustaría que recordaran las generaciones futuras de su trabajo?
Que lo realicé con todo gusto por mi ciudad a la que quiero y de la que hasta la presente no me he ausentado más de ocho días.

Hasta aquí mi aporte a la celebración de esta otra fecha histórica de la capital del Meta, 21 de octubre de 1850. Las matemáticas elementales dicen que hasta hoy nuestro terruño lleva 168 años de llamarse Villavicencio. También es mi aporte y el de www.viveelmeta.com, al Día de la Villavicensidad que luego de 16 años de ser declarada fecha oficial del municipio, la olvidaron las instituciones y corporaciones oficiales y no gubernamentales.

Culmino destacando aquí aportes a la memoria local muy visibles en el Facebook, medio masivo de comunicación que permite la publicación de fotografías añejas y nostálgicas del ayer villavicense. En sus cuentas lo hacen Rafael Azuero D., Jesús Rivera T., Jairo Ruiz Ch., Margarita Rodríguez D., Alex Guzmán, y otros nombres que olvido. Para todos ellos mil gracias por las amenas recreaciones, que nos generan profundos sentimientos encontrados. Son ustedes muy generosos al publicar sus tesoros fotográficos,

Notas: a) el título de esta crónica para nada es sensacionalista, por el contrario es la pura verdad.

Ilustro este crónica con las siguientes fotos de mi autoría:

1: Portada del libro Historia de Historiadores impreso en la Editorial Siglo XX de Villavicencio.


2: Placa en muro exterior de la Catedral, dice los años del incendio del pueblo y de la reinauguración de templo. Quizá es la más antigua evidencia cultural villavicense


3: Recordatorio del día y año en que se construyó la casa frente al parque Infantil, patrimonial inmueble que está siendo intervenido en su arquitectura vernácula.


4: Aviso de la Tienda de las Once y Media, patrimonial establecimiento comercial ahora reducido a un mínimo espacio dentro del inmueble.


5: Plazuela de los Centauros, antes de la más reciente total reforma

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