Piñalito del bullicio a la soledad, 1986 -2020 dos diferentes visiones
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Piñalito del bullicio a la soledad, 1986 -2020 dos diferentes visiones

Hoy en el pueblo se percibe tranquilidad. En el tercer fin de semana de enero Piñalito hace unos años tiene establecido la realización del Festival del Nicuro en las arenosas playas.

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ViveElMeta.com

Por: Óscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

En los primeros años de la década de los años ochenta a una compañera de trabajo en la Unillanos le escuchaba contar sobre sus viajes al pueblo de Piñalito, jurisdicción de Vistahermosa. Ella iba en fines de semana con un amigo que vendía productos veterinarios.

Me contaba que en ese poblado se veía mucho movimiento de gente, negocios de todo tipo, dinero y carros, también que el comercio de la coca era dominante.

Ver también: Historias de puertos metenses con caprichosos nombres

Luego de esas referencias de nuevo tuve información de dicho centro poblado gracias al libro Yo le digo una de las cosas, coautoría del desaparecido sociólogo y periodista Alfredo Molano B., editado por el Fondo FEN y la Corporación Araracuara en 1989, sobre la colonización de la Reserva de La Macarena.

Por tradición oral Molano en territorios a partir de junio de 1986 recogió muchos testimonios de fuentes primarias y vivencias personales que son básicas para entender el proceso de colonización y del conflicto armado en diferentes sectores de la ahora denominada Área de Manejo Especial de la Macarena –AMEM-.

Los siguientes apartes del libro cuentan sobre la conformación del pueblo localizado en la margen izquierda del río Güéjar..

“Piñalito fue fundado tres años antes de la muerte del capitán Aljure”. Se refiere a Dumar Aljure ex integrante de las Guerrillas Liberales del Llano muerto en abril de 1968.

“En el lugar que había una sementera natural de piñuelas. Solía venir mucho cazador y mucho pescador río arriba, desde Puerto Lleras, a buscar pieles y pescado. Hubo también aserradores y hasta caucheros, aunque el caucho era ya poco. Todo se bajaba por río, hasta el Ariari. Página 63.

Sobre la llegada a Piñalito en 1986 Alfredo Molano en las páginas 58 y 59 dice: “Piñalito es un pequeño puerto sobre el río Güéjar”.

“El movimiento comercial, en una región productora de coca, suele ser desproporcionado en relación con el tamaño de su población, y sobre todo, en relación de la agricultura y la ganadería”. 

“En síntesis, estas actividades no podían explicar la agitación comercial que teníamos ante nuestros ojos: los lujosos buses, el movimiento de camiones, las camionetas Ranger, los motores fuera de borda y las voladoras; los bares, las discotecas y los restaurantes;  las grandes canchas de tejo, que parecen hangares, los hoteles y residencias, llenos de pasajeros; los almacenes de víveres, atestados de mercancías; las ventas de recipientes de plástico de mil tamaños y colores; los depósitos de productos químicos, de venenos, de fungicidas y de abonos; las ferreterías, panaderías cacharrerías y sastrerías; el barrio de prostitución con más de 100 niñas carnetizadas; las droguerías donde se “hidrata” a los convalecientes; las joyerías, donde se “”engallan” los que “coronan”; y la oficina de Telecom, donde se hace cola de día y de noche.

En las calles, hay también un movimiento permanente y vertiginoso de gente, que dan la sensación de estar haciendo siempre algo importantísimo e indeclinable, y que no pueden perder un minuto, porque todo minuto cuenta, cuenta y vale. Pero al lado de este mundo, están los colonos y sus penas”.

Tras la bonanza coquera el estratégico Piñalito se convirtió en feroz escenario del conflicto armado con la participación de la guerrilla de las Farc, las fuerzas del gobierno y el paramilitarismo.

El colgante puente sobre el Güéjar sirvió de frontera invisible de los contrarios bandos. Entre tantos episodios violentos sucedidos en el pueblo está la masacre en la gallera en febrero de 1988.

Piñalito de 2020:

Luego de la visita que Alfredo Molano realizó hace 34 años a Piñalito, en fugaz viaje pude conocer ese centro poblado de Vistahermosa. Con los compañeros de viaje en carro contratado desde el área urbana viajamos por carretera destapada y trazada por geográfico sistema de serranía. Aproximadamente 45 minutos duró el recorrido. Era el medio día.

Piñalito es un pueblo no tan pequeño, con casas de madera y de materiales de concreto. Sus calles son destapadas. Dispone de un colegio y un polideportivo. Tiene buena conexión para teléfonos celulares con dos antenas, algo no común en otros lugares. Tiene dos puentes sobre el Güéjar.

Hacia abajo del puente está la calle principal. Asombra que por donde hubo tanto bullicio ahora reina la soledad. En su mayoría las casas que fueron sedes de los grandes negocios que narra Alfredo Molano hoy están cerradas, otras en ruinas.

La gallera de la masacre ya no existe, estaba a unas cuadras de la calle del movimiento.

Con tantos miles de millones de pesos que en Piñalito –Meta- circularon, resulta ilógico que no le quedaran obras materiales de interés comunitario.

En general en el pueblo se percibe tranquilidad estado que también contrasta con las aciagas épocas de violencia que por años el poblado soportó. La firma del acuerdo de Paz lo ha permitido.

Este centro poblado de Vistahermosa hoy cobra alguna importancia por estar en la estratégica ruta que da entrada a la reserva del Parque Natural Nacional Sierra de la Macarena, a través del añejo camino ganadero que ahora es carreteable por el que se movilizan flujos de turismo.

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Con el fin de hacer honor a la pesca que le prodiga el río Güéjar, en el tercer fin de semana de enero Piñalito hace unos años tiene establecido la realización del Festival del Nicuro en las arenosas playas.

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