Añejas ruralidades en jurisdicción Villavicense, narrativa de un exitoso caso
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Añejas ruralidades en jurisdicción Villavicense, narrativa de un exitoso caso

Fueron los tiempos de la dinámica ampliación de la frontera agrícola que originó el mundo rural del municipio de Villavicencio, del cual aún algo se conserva.

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Foto: Horst Martin (1902-1962)

Por: Óscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

Dentro de la memoria territorial villavicense están guardadas muchas micro historias de ejercicios agropecuarios en sectores que unas siete décadas atrás estaban intocados por la mano del hombre.

Fueron los tiempos de la dinámica ampliación de la frontera agrícola que originó el mundo rural del municipio de Villavicencio, del cual aún algo se conserva.

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A partir de recuerdos narrados por Parmenio Prieto G., dueño de una familiar finca en las orillas del río Negro adquirida por su papá hace más de setenta años, a continuación relato las añejas vivencias que su portador me contó.

Don Sergio exitoso finquero:

Fue el señor Sergio Prieto Rojas natal de Cáqueza (Cundinamarca) quien en 1934 con su esposa María Gumercinda Guevara y su pequeño hijo Parmenio como partijero llegó a la extensa propiedad del señor Carlos Herrera en zona adyacente hoy al villavicense centro poblado de Pompeya, en donde bajo ese tradicional sistema de contrato agrario permaneció unos años.

Con el capital ahorrado compró un fundo de 447 hectáreas localizado en sector más abajo del que llegó, en las riberas del río Negro. Al parecer hizo el negocio por $900.oo con alguien de apellido Balcázar en el año 1944.

Lucitania fue el nombre de la que resultó ser su primera finca, en la que con esmero preparó terreno con el fin de armar siembras de maíz y arroz al tiempo. Pensando en la recolección de las cosechas y en el bien común, convidó a paisanos caqueceños para que vinieran a su propiedad y se vincularan como partijeros, tal como antes él lo hizo. Algunos de ellos luego se hicieron propietarios de fundos vecinos al de don Sergio.

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Su admirable capacidad administrativa y excelentes resultados de las siembras pronto lo convirtieron en un admirado y respetado agricultor, no solo en ese rural territorio sino en el área urbana de Villavicencio.

Con el fin de abreviar y mostrar el éxito empresarial que alcanzó el señor Prieto, me valgo del siguiente cuadro:

Unidades agropecuarias productivas

La relación está en orden cronológico a como las adquirió. Con Lucitania y Puerto Caribe unió las vegas del río Negro con las del Guayuriba. Las dos últimas fincas estaban en la margen izquierda el río Negro. Gaviotas se lo compró a los Hermanos de La Salle. Imagen: Ilustración propia

En esos años la carretera central Villavicencio/Puerto López era la única, a la que por caminos se conectaban. Por eso las cosechas de todas las fincas debían sacarlas hasta un sitio adyacente a dicha vía, incluidas las del sector del río Guayuriba.

Así que para movilizar la carga a diario se valió de una recua de 25 mulas de su propiedad, de las cuales cinco las dejaba como reserva.

Tiempos después cambió de sistema de transporte equino y pasó a los automotores, siendo su primer camión uno marca Ford modelo 1942; luego tuvo cinco más. Tanto con su recua de mulas como con su parque automotor, a sus vecinos finqueros les prestó servicios de transporte de carga. Pero el olfato empresarial a don Sergio lo hizo socio de las reconocidas flotas de transporte de pasajeros La Favorita y Guayuriba, en cada empresa tuvo dos buses que prestaron servicio intermunicipal.

Luego del crimen de Jorge Eliécer Gaitán la violencia partidista llegó a la finca Lucitania, allí seis de sus jornaleros fueron asesinados. Los anteriores datos sueltos de esta interesante historia de vida, permiten percibir los alcances del emprendedor campesino quien escasamente aprendió a firmar gracias a que uno de sus trabajadores un poco le enseñó. Tras soportar delicados inconvenientes de salud, don Sergio Prieto R. falleció en su patria chica en el año 1965.

Hoy día su hijo Parmenio, con 81 años, sigue siendo propietario de la finca Lucitania, vereda Puerto Tembleque, la primera dentro de la serie de propiedades agropecuarias de su papá.

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